Bueno, hice algo distinto que pago por completo mi viaje a Temuco, me junte con una vieja y buena amiga, y por casualidad aterrizamos en una obra de teatro. Eso le dio suavidad a mi áspero fin de semana laboral.
Tuve que dejar Yoga.
Me tiene un poco complicado eso, o sea, estoy dejando de lado muchas cosas, y tengo miedo que mi día a día pierda la vitalidad, la fuerza y la coherencia que hasta hoy tienen, no quiero convertirme en una moledora de carne.
(
¿Qué hacer? Estoy jugando, pero aún me cuesta determinar donde empiezan y terminan las pausas y los tempos.
Es el mismo dilema de siempre:
Estoy olvidando a Lewis Carroll, necesito una dosis de él urgente.
¿El problema es metafísico o práctico?
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