Ludo

Estoy viendo cada vez menos televisión, y escuchando más música, me agrada eso. Me gustaría tener más tiempo para leer y caminar por ahí. Me parece muy divertido como ha cambiado mi distribución y concepción del tiempo lineal en el último tiempo, el viernes por ejemplo hice mil cosas, visite tres ciudades, todas alejadas a mil kilómetros de mi casa, todo fue entre 8am y 7pm, después de eso a las 9pm ya estaba en Santiago, y las 10pm estaba en la casa de Rodrigo.

Me encanta eso, mucha actividad y cada segundo estrujado al máximo, en una trabajo que a veces lo disfruto como si fuese más que eso, bueno eso pasa a ratos…

Después de eso no he salido, desde la madrugada del sábado, sólo he estado en mi casa, bajando música y haciendo nada. Lo he pasado bien encerrado en mi pieza descansando mi cabeza de las cientos de personas con las que hablé en la semana.

Necesito del silencio, para poder distinguir las voces y los nombres y para poder recuperar el color y los buenos sabores.

Hace 5 años que no viajaba a Puerto Montt, y esta vez lo hice de una manera totalmente distinta a la cual hice antes, repetí algunas rutinas, pero jugué otros juegos. Es posible que ambos viajes tengan cosas en común, esa vez también hice "escalas" en Temuco y Concepción, claro que esas escalas resultaron en muchas vidas, estas fueron sólo por unos minutos, para cargar combustible y subir más pasajeros.

Comí cosas riquísimas, aunque desperté tarde y no alcance a probar mucho del súper desayuno buffet del hotel, la noche anterior comí salmón a las "finas hierbas" y al día siguiente un rico curanto en Angelmo. Fui a ver al tipo que nos vendía Gauloises, tenía la pequeña esperanza de encontrar esas cajetillas azules, pero el tipo hace años que ya no los traía, le daba miedo.

¿Miedo a qué? Miedo a perder…

Yo ya perdí ese miedo, estoy ganando demasiado, y este último exorcismo sureño, me dejo la piel suave y con ganas de jugar cada vez más alto.